Image credit: © Michael McLoone-USA TODAY Sports
Traducido por Pepe Latorre
En Milwaukee hay que empezar por evitar las carreras. El mercado más pequeño tiene que buscar la forma más barata de ganar casi cada vez que tiene el raro privilegio de elegir entre dos buenas opciones. Incluso con un mercado de agentes libres que cada invierno se vuelve más y más irracional cuando hablamos de abridores, prevenir las carreras es la forma más barata de ganar partidos. Puedes aferrarte a un entrenador estrella que ha perfeccionado la manera de enseñar a enmarcar lanzamientos para mantener tu status como el mejor equipo del béisbol. Puedes crear tanta profundidad que incluso un cuerpo de lanzadores completamente destrozado por las lesiones pueda resistir aunque sea de una manera un tanto amorfa. Si haces estas cosas bien y funcionan resultan ser mucho más baratas que armar una ofensiva de élite.
Efectivamente, con 45 juegos restantes en su calendario, los Brewers tienen una cómoda ventaja de 7 y ½ juegos en la División Central de la Liga Nacional. La fórmula produce los resultados esperados, una vez más, excepto que no es así como lo han hecho esta vez. En su primera temporada con un nuevo mánager el equipo ha asumido una identidad un tanto nueva. La prevención de carreras sigue siendo el objetivo principal, pero lo están logrando de una manera diferente.
Los Brewers ocupan el tercer lugar de la MLB en carreras permitidas por juego, pero están en el puesto 19º en DRA por equipo. También están, esto es una pequeña sorpresa, en torno al promedio en enmarcar lanzamientos. Están previniendo carreras tan bien porque su Rango Defensivo Añadido, o Range Defense Added (todos los componentes del equipo del Carreras Defensivas Prevenidas, menos el Ajuste Defensivo del Receptor. Es una estimación de carreras salvadas o permitidas debido a la defensa una vez que la pelota está en juego) es 19.9, el mejor de la MLB. La defensa en juego no se ha hecho famosa por estar infravalorada, sino que es una ineficiencia del mercado. Los Brewers simplemente hacen más jugadas defensivas que cualquier otro en el béisbol. ¿Cómo?
Bueno, una parte importante del éxito se debe a que son jóvenes. Casi todo el mundo es un mejor defensor a los 24 años que a los 34. ¡Casi todo el mundo es mejor a los 24 que a los 25! En el béisbol, una gran parte de la defensa se basa en una combinación de velocidad, reflejos y movimientos rotatorios explosivos, por lo que la curva de envejecimiento y su relación con la capacidad de fildeo es esencialmente una pendiente recta que desciende hasta un acantilado. Solo los jugadores de posición de los Guardians son en promedio más jóvenes que los de los Brewers. Ser joven también es barato, por lo que encaja perfectamente con la estructura básica y las limitaciones del equipo.
Sin embargo, encontrar jugadores que puedan batear a un nivel decente y ser defensores de primer nivel sigue siendo difícil y, por lo general, costoso. De alguna manera, los Brewers lo están logrando, y su receta para el éxito comienza nada menos que con su mánager, que resulta ser un poco fanático de la defensa.
“El juego está cambiando”, le encanta decir a Pat Murphy. Lo dijo varias veces en la oficina del entrenador visitante de Target Field el mes pasado. Es casi un mantra para él y lo repite con tanto entusiasmo como cautela. No se queja de los aspectos analíticos del juego, ni de las instrucciones asistidas por tecnología, ni de las decisiones tácticas supercomputarizadas. Sabe que están ahí y las razones por las que suceden, pero cuando habla de cambios se refiere a la defensa.
“Creo que es un verdadero arte. Creo que habrá enfoques revolucionarios y habrá equipos de mercados pequeños que jugarán con tres jardineros centrales y cuatro paradores en corto”, dijo Murphy, hablando solo a medias de su propio equipo. “Juega una defensa increíble, lanza al lugar correcto, lanza dentro de la zona, cubre todos los bordes e intenta hacer todo lo posible para mantenerte cerca. Juega el juego pequeño”.
Murphy no desprecia el Big Data, pero tiene una pasión desmesurada por los pequeños detalles y se alegra de cualquier oportunidad de centrarse en ellos. No es una coincidencia que bajo su dirección Jackson Chourio aún no haya hecho ni una sola aparición en el jardín central esta temporada, a pesar de su juventud, velocidad y el hecho de que jugó en esa posición durante toda su carrera en las Ligas Menores. Él es quien proclamó su fe en Brice Turang y lo colocó como titular en la segunda base a principios de los entrenamientos de primavera. Y eso después de una temporada de debut que dejó algunas dudas sobre si la ofensiva de Turang era lo suficientemente buena como para jugar todos los días. Murphy tampoco tardó en ver que Joey Ortiz “se siente cómodo cuando la pelota se le acerca,” y comenzó a planear cómo convertirlo en lo que es ahora: el antesalista titular.
Incluso antes de que los problemas de espalda de Christian Yelich fueran a peor, Murphy estaba desplazando gradualmente a sus peloteros mejor pagados al rol de bateador designado a tiempo completo para mantener su jardín vigilado por sus tres jardineros centrales. Eso incluye a Chourio, aunque nunca juega en el centro; Blake Perkins, quien podría ser el mejor jardinero defensivo del béisbol y tiene un 11.9 de DRP por sí solo a pesar de ser solo una pieza más; Sal Frelick, quien puede jugar cómodamente en las tres posiciones del jardín y Garrett Mitchell. Aunque el equipo acaba de convertir a Rhys Hoskins en su segundo jugador mejor pagado este invierno, Murphy no ha dudado en apostar por Hoskins como bateador designado. Lo sienta contra ciertos diestros y lo saca a mitad del juego, todo en favor de Jake Bauers, quien se enorgullece tanto de su trabajo con el guante en la esquina fría que se ve a sí mismo como el cuarto campocorto al que alude Murphy. Su única limitación es simple, el destino ha querido que lanze con la mano izquierda y, por lo tanto, le toca defender las zonas menos excitantes del cuadro interior.
No es solo el llamativo DRP de Perkins lo que alimenta el amor de esa métrica por los Brewers. Sino que también nos dice que son una gran defensa. Milwaukee es cuarto en el béisbol en carreras defensivas salvadas y quinto en carreras prevenidas según Statcast. Al necesitar una manera de compensar sus limitaciones presupuestarias en un año que sabían que implicaría una transición de un grupo de jugadores y líderes clave a otro, los Brewers se unieron y fueron la mejor versión posible. Su manager les enseñó el camino. Murphy comenzó su mandato como mánager del equipo explorando un movimiento a la tercera base para Frelick, y con la idea de utilizar al infielder suplente Oliver Dunn en el papel que Bauers ha acabado asumiendo. Está apostando por las fortalezas del equipo, no solo por sus preferencias.
Algunos equipos reivindican una identidad en pos de las victorias, incluso cuando está claro que otra sería mejor para ellos. Los Brewers se han convertido en uno de los equipos de la liga que se siente más cómodo en los playoffs al decidir no hacerlo. No están, de ninguna manera, haciendo las cosas de la manera fácil. Murphy es consciente de que su ofensiva no está produciendo a un nivel de élite, y el buen comienzo de temporada parece algo muy lejano. Tampoco, mientras avanzan con lo que podríamos llamar una segunda línea de lanzadores, están acumulando ponches de la manera en que lo han hecho en el pasado. Están ganando asfixiando a los equipos, pero lo están haciendo de una manera diferente a lo visto recientemente. Cuando la pelota se pone en juego son excepcionalmente buenos en convertir la oportunidad en uno o más outs. Ha sido suficiente para que hayan dominado el juego durante todo el verano en el Midwest. Este otoño pondrán a prueba su estilo contra equipos que tienen éxito de formas menos sutiles pero igualmente válidas.
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